sábado, agosto 13, 2005

Don Quijote


El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha
Marco Teórico para su lectura

Las novelas de caballerías


Las novelas de caballerías tuvieron su auge en España durante el siglo XVI y fueron leídas con avidez. Se cuenta que el propio emperador Carlos V, Santa Teresa y San Ignacio de Loyola, en su juventud, se entusiasmaron con esa literatura de imaginación.
Amadís de Gaula , publicado en 1504, es el más original, importante y famoso de los libros de caballerías españoles, género que se cierra con Don Quijote , una burla ingeniosa e implacable. Se supone, sin embargo, que desde el siglo XIV ya circulaban versiones de estos relatos. En las novelas caballerescas sobreviven los temas y actitudes de la Edad Media: la defensa del honor, la idealización de la mujer, el ejercicio individual de la justicia. El héroe caballeresco es un paladín (caballero que luchaba en la guerra y sobresalía por sus hazañas; persona que defiende frente a otros una idea, una actitud,) que sale en busca de aventuras, y dispuesto a sostener con las armas, y contra cualquier tipo de enemigos, los principios por los que lucha. El ámbito en el que se mueve el caballero es fantástico; sus hazañas so extraordinarias, sobrenaturales: vence a gigantes y a seres monstruosos; castillos, ínsulas, encantamientos, y hechos sobrehumanos aparecen constantemente en el mundo novelesco de los caballeros andantes; su vida es una cadena interminable de hazañas.
Se idealiza así la acción por la acción misma, aunque se exalta el sentimiento cristiano, el honor, el amor espiritual y la devoción hacia la mujer. Siempre intervienen en la vida del caballero, acompañándolo, alentándolo o protegiéndolo, el fiel escudero, la dama de quien está enamorado y el genio o hada protectora. La literatura caballeresca establece claramente una escala de valores: arrojo, belleza y lealtad son las virtudes supremas del héroe, quien no retrocede ante nada ni ante nadie, confiado en su destreza para manejar las armas y en la protección que le brindan los magos y encantadores.
Las aventuras concluyen siempre con el triunfo del paladín, que encarna a la justicia. El mundo de la literatura caballeresca encierra personajes nobles: reyes, príncipes, damas y doncellas. Las tierras que recorre el protagonista son fantásticas. Los reinos e ínsulas, difíciles de localizar en el mundo europeo, representan un mundo idealizado y maravilloso.
Este tipo de novela, en la que la acción tiene más importancia que la psicología y en que los personajes son una especie de paradigmas de virtudes heroicas y sentimentales, tiene sus orígenes en la literatura francesa del siglo XII.


Publicación de la Obra
La primera parte de la obra apareció en 1605, antes de la publicación de las Novelas Ejemplares, con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. El éxito fue inmediato; hubo varias ediciones en aquel año y los siguientes. En 1615 apareció la segunda parte con el título de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha . A partir de entonces, se ha convertido probablemente en el libro más editado mundialmente, con lo que se confirman las palabras proféticas de Cervantes: "y a mí se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzca" .
Argumento
En Don Quijote de la Mancha se narra la historia de un hidalgo maduro que, por la excesiva lectura de libros de caballería, se vuelve loco y concibe la idea de hacerse caballero andante y así recrear la antigua caballería. Pertrechado de armas y caballo, "Rocinante", y, desde la segunda salida acompañado por un paisano llamado Sancho Panza, que le sirve de escudero, corre mil aventuras de las que generalmente sale malparado. La tercera vez que vuelve, vencido por el Caballero de la Blanca Luna, es ya para morir. En la primera parte se entrecruzan con la línea argumental novelas cortas de diferentes tipos.

Estructura
Confluyen diversos aspectos en la estructuración de la novela:
1. En primer lugar las dos partes . Y esto, que podría haber sido una mera división externa, se convierte en auténtico hecho estructurador por las diferencias que se muestran entre una y otra. Especialmente importante, en este sentido, la que afecta al desarrollo de los personajes principales. En efecto, si bien hay una evolución continua a lo largo de toda la obra, la diferencia de su comportamiento entre la primera parte y la segunda es marcada. En la primera, don Quijote ve la realidad transformada por su imaginación caballeresca (donde hay molinos ve gigantes, por ejemplo); en la segunda, en cambio, la ve como es y son los demás personajes los que las convierten en aventuras caballerescas (como ocurre en el pasaje de los leones). Don Quijote, por tanto, se acerca cada vez más al mundo de la realidad. Por otra parte, Sancho, en la segunda parte, se ha acomodado mejor a su amo y participa más de su mundo, llegando a vivir la pura ilusión en la ínsula Barataria. Todo ello des emboca en el entrecruzamiento final del idealismo de don Quijote con el realismo de Sancho.
2. Aparte de esto se aprecian las tres salidas como otro elemento estructurador, el más generalmente tratado. La división de la obra en tres salidas permite ver claros paralelismos entre ellas, aunque su extensión es muy diferente: una preparación y salida, una serie de aventuras y vuelta.
Desde otra perspectiva, tal vez más de acuerdo con la verdad de la novela, cabe formular esta línea estructural, teniendo en cuenta no las salidas, sino las vueltas. Dicha formulación permite ver mejor el proceso evolutivo de don Quijote y Sancho en ese encuentro entre idealismo y realismo. En la primera vuelta , don Quijote regresa no sólo armado caballero sino también triunfante, desde su perspectiva, con su primera hazaña (la del muchacho vapuleado); y ni siquiera obsta su optimismo caballeresco el molimiento por parte de los mercaderes. En la segunda , ya su vuelta se realiza enjaulado y, pese al recurso del encantamiento, es una situación humillante que puede crear dudas en don Quijote: "Muchas y muy graves historias e yo leído de caballeros andante; pero jamás he leído ni visto, ni oído, que a los caballeros encantados los lleven desta manera y con el espacio que prometen estos perezosos animales" . En la tercera , se da el derrumbamiento total de Don Quijote y de su ideal caballeresco; tal es así, que vuelve para morir tras haber recuperado la razón. Si esta evolución de don Quijote la consideramos a la par que la de Sancho, de sentido contrario, estaremos probablemente en el auténtico meollo del asunto de la novela. Efectivamente, hay un progresivo acercamiento de las iniciales posturas contrapuestas de don Quijote y Sancho (idealismo - realismo) hacia un equilibrio e incluso entrecruzamiento final.
3. Por último, un elemento estructurador fundamental, olvidado con demasiada frecuencia, es el carácter paródico de la novela. La estructura de El Quijote parece ser la de una parodia de los libros de caballerías y, por ello, sigue sus esquemas: se apropia de la disposición general de dichos libros, de sus personajes, del encadenamiento de aventuras y de sus quimeras.
Génesis, elaboración y sentido
El propio Cervantes afirma: "pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que por las de mi verdadero don Quijote van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna" . Y en efecto, lo que no habían conseguido los más ceñudos moralistas lo consiguió Cervantes. Pero un análisis de la obra obliga a rechazar que El Quijote sea solamente eso; El Quijote trasciende absolutamente en esta sencilla intención.
No obstante, es muy posible que la primera idea de Cervantes fuera escribir una breve novela, que estaría representada por los primeros capítulos, con la única intención de parodiar dichos libros. Sólo después, viendo las inmensas posibilidades que ofrecía su hallazgo, desarrollaría una más dilatada proyección de su obra, con lo que consiguió la inabarcable profundidad humana.

Trascendencia humana de "El Quijote"
Tres razones nos obligan a contemplar El Quijote como una obra de trascendencia humana inabarcable:
Por la jamás igualada sensación de vida verdadera, de realidad sucedida que nos las figuras de "El Quijote" , como dice Alborg. En efecto, la novela entera y cada una de sus frases y palabras son un caudal de vida que desborda.
Pero ni siquiera esto es lo fundamental. El libro en sí es la representación más auténtica de la lucha de dos radicales y universales actitudes humanas: la subjetividad frente a la objetividad, el idealismo frente al realismo. Y diríamos más, no sólo son actitudes que se afincan cada una en individuos diferentes, sino que, antes y primariamente, so dos tendencias profundas que, en lucha permanente, predominando una u otra según personas y momentos, proporcionan a cada uno la desazón de la búsqueda de la verdad. Y es el hecho de tratarse de actitudes humanas, como dice Alborg, lo que le da mayor hondura universal que la de los grandes mitos de otras obras; éstas responden a una pasión específica (amor, poder, etc.) encarnadas en héroes que, con toda su trascendencia, son sólo porciones del espíritu humano. Sin embargo, lo que don Quijote y Sancho simbolizan son dos modos de ser y dos tendencias de las que ningún humano se escapa.
Por último, como también dice Alborg, "lo más grande de la creación cervantina consiste en que esta prodigiosa universalidad de sus personajes se funde estrechamente con aquella individuada y personalísima existencia" de éstos. Don Quijote y Sancho no son símbolos que pretendan demostrar o mostrar algo, como ocurre en mayor o menor medida, en otras obras también importantes, sino personajes concretísimos que se van haciendo según van viviendo literariamente (como sucede en la vida misma); de ahí que nos parezcan personajes auténticamente históricos.


Técnica y estilo
Atendiendo sólo a aspectos generales y muy someramente, cabe señalar los siguientes recursos estilísticos:
La parodia (imitación, generalmente burlesca, de una obra, género, autor,... exagerando o ridiculizando sus rasgos más característicos) está presente, de forma constante, en todo el libro. La misma concepción de la novela y, por tanto, la estructuración de la mayoría de las aventuras es, como se ha dicho, una parodia de los libros de caballerías. Pero ésta se manifiesta también continuamente en recursos técnicos y estilísticos más concretos: en el recurso del apócrifo, en el lenguaje altisonante y arcaizante, en el uso y abuso de la hipérbole, etc.
La ironía , resultado en muchos casos de la parodia, es el recurso tal vez más utilizado en El Quijote ; tan es así, que apenas hay frase que no lleve un doble sentido. La vemos ya en el encabezamiento de los capítulos con sus títulos hiperbólicos, en el desajuste constante entre actitudes y situaciones, en muchísimas expresiones de don Quijote y Sancho, etc.
Tanto la parodia como la ironía son ríos que desembocan en el inagotable humor del Quijote. Pero el humorismo sobrepasa dichos recursos: lo encontramos también en los graciosísimos diálogos entre Sancho y don Quijote, en la creación de nombres propios, en la invención de expresiones (como "escuderil vápulo", "académico argamasillesco", médico insulano", "gobernadoresco",...) en los trastrueques idiomáticos en la boca de Sancho, en los juegos de palabras, etc. Aunque la verdad es que parodia, ironía y humor se aúnan en una misma realidad literaria y no siempre admiten diferenciaciones claras.
Cabe resaltar también como otra consecución técnico estilística del Quijote la perfección del diálogo . Es, en primer lugar, el medio por el que los personajes, sobre todo don Quijote y Sancho, descubren sus intimidades en un proceso dialéctico que los define como seres independientes y vivos, a la vez que los conforma progresivamente. Pero, además, es un elemento estructural de primera magnitud que dinamiza la novela: las aventuras perderían gran parte de su valor sin los diálogos precedentes y subsiguientes.
Excepcional recurso del Quijote es su perspectivismo . Se entiende por tal el hecho de que la variedad de perspectivas que confluyen sobre una realidad son las que se definen. En la novela, el juego de perspectivas es muy complicado. Por una parte, está la combinación de los tres "autores": el narrador cristiano (que no es el Cervantes real), el traductor aljamiado y el historiador moro (Cide Hamete). El entrecruzamiento de las perspectivas de los tres enriquece la visión de lo narrado. Por otra, está la multitud de visiones vertidas por los personajes, con lo que se consigue ir definiendo una realidad indeterminada y huidiza. En este aspecto, si es de destacar el continuo y primer diálogo entre don Quijote y Sancho, no se puede olvidar el enriquecedor cúmulo de visiones de todos y cada uno de los personajes de la novela. Este perspectivismo es el que permite a Cervantes definir la verdad "cervantina", es decir, la ver dad "vital" o "existencial".
Uno de los hechos que más llama la atención durante la lectura de El Quijote es el grado de realismo y de vida independiente que Cervantes consigue plasmar en sus personajes, muy en especial en don Quijote y Sancho. En efecto, en la conciencia del lector de la obra y en la conciencia de la colectividad, se ha ido conformando una sensación de personajes reales, escapados de la novela. Los saberes y secretos técnicos con los que Cervantes ha conseguido esto son numerosos y, en muchos casos, sutiles. Baste aquí para indicar algunos de los más patentes:
Las vacilaciones o equivocaciones, atribuidas en ocasiones a descuido, dan un gran sentido de realidad : la variedad de nombres de don Quijote y la mujer de Sancho; el desconocimiento del lugar de nacimiento y ascendencia de don Quijote; las malas cuentas que hace del niño azotado, etc. En algunos casos la razón de ello está en la falta de documentos históricos (luego la historia no es una invención sino una realidad documentada); en otros, parece que la causa es que don Quijote, caballero de altos pensamientos, no puede entretenerse en bagatelas o cosas pragmáticas (realismo vital o existencial). El realismo nacido de la referencia a los documentos queda reforzado, además, por los frecuentes entredichos que el narrador" pone al historiador y al traductor.
La perfección del diálogo , verdadero encuentro del "yo" y del "tú" como en la vida, a la vez que conformador de la evolución de los personajes.
Es de especial interés, en este sentido el diálogo entre Sansón Carrasco y los protagonistas cuando aquél les comunica que ha leído su historia. El hecho de que don Quijote y Sancho enjuicien la verdad o perfección de la misma historia de sus vidas, les lanza fuera de la novela como personajes reales. En idéntica dirección están las consideraciones sobre el Quijote de Avellaneda y el hecho de que, a lo largo de la segunda parte, don Quijote se encuentra con personajes que ya han leído su historia y le reconocen sin necesidad de presentaciones.
Importante característica barroca de El Quijote es su dinamismo . éste afecta tanto a la estructura como al estilo. En efecto, dinámico es el movimiento de los personajes, la ininterrumpida sucesión de aventuras, el inagotable diálogo entre personajes, la técnica narrativa de capítulos abiertos y de la anticipación y el rápido ritmo de la sintaxis.
Por último es necesario mencionar la perfección y riqueza lingüísticas . Un dato nos puede llevar a intuir hasta qué punto esto es cierto en todos los aspectos: el número de palabras distintas usadas en la novela es de más de doce mil - hoy, una persona culta conoce seis o siete mil.


Aventuras andantes, de villanos y fingidas
Las aventuras que aparecen en el Quijote se pueden clasificar en tres tipos: aventuras andantes o caballerescas, aventuras de villanos y aventuras fingidas.

I.- Aventuras andantes o caballerescas:
Las aventuras andantes son producto del azar y surgen cuando don Quijote va de camino. En ellas, el caballero, víctima de su locura, interpreta equivocadamente la realidad.
Estructura
1. presencia de un estímulo externo (luces, molino)
2. asimilación de la realidad objetiva y de la realidad caballeresca (imagina que eso ha ocurrido en un libro) - narrador lo describe
3. descripción de la realidad subjetiva (molino-gigante) - don Quijote habla
4. advertencias de Sancho Panza
5. reto o desafío de Don Quijote
6. cólera de don Quijote (la actitud de los antagonistas le enfada)
7. invocación a Dulcinea
8. obligación de presentarse el vencido ante Dulcinea del Toboso
9. intervención de los encantadores (cuando es derrotado)

Función de las aventuras andantes:
De los puntos descritos los cuatro primeros sirven esencialmente para caracterizar, aunque de forma superficial, al caballero y su escudero. Los cinco restantes tienen la función de parodiar los libros de caballerías.
Dos aspectos fundamentales de este tipo de aventuras son el punto dos - la falsa interpretación de la realidad - y el punto 5 - el reto o desafío que pone de manifiesto que la iniciativa de la batalla corresponde a Don Quijote.

II.- Aventuras de villanos:
En estos episodios don Quijote y Sancho se ven envueltos en peleas sin que haya un desafío previo. Son también los episodios en que suelen salir apaleados. Pueden ser provocadas, a veces enfrentamientos multitudinarios. Este tipo de "molimientos" se basa en la negación del modelo de la aventura caballeresca, porque ni luchan con armas - sólo hay puños y golpes -, ni intervienen caballeros, sino villanos. Cervantes se sirve de este tipo de aventuras para parodiar de forma cómica los libros de caballerías.
Ejemplos: Yangüeses, Maritornes, el manteamiento de Sancho

III.- Aventuras fingidas:
Las aventuras fingidas representan la inversión de las aventuras andantes. Son situaciones causadas (preparadas por otros personajes). La realidad externa es deformada por terceros para adecuarla a la realidad caballeresca de Don Quijote.

Estructura:
1. Terceros personajes fingen aventuras con ánimo de ayudar a don Quijote / Terceros personajes quieren divertirse a su costa
2. El fingimiento se apoya:
o en una apelación a la fama de don Quijote
o en un desafío formulado por una personaje que actúa bajo falsa personalidad
o se le pide al caballero que actúe / ayude
o se altera la escena de la realidad
3. Don Quijote finalmente acepta la apariencia de la realidad del fingimiento y actúa en consecuencia
En este tipo de aventuras los que fingen quedan en ridículo y no los personajes.
Ejemplos: La aventura de Micomicona, El enjaulamiento de Don Quijote, El Caballero del Bosque / de los Espejos, El Caballero de la Blanca Luna


Los registros idiomáticos en El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha

I.- El registro caballeresco:

Cervantes emplea este registro con la función principal de parodiar el lenguaje empleado por los caballeros en los libros de caballerías. Por este motivo se tiende a la exageración en el uso del mismo. Es el registro del que se sirve sobre todo Don Quijote

II.- El registro vulgar o coloquial

Por contraposición a Don Quijote, el protagonista que más recurre al registro coloquial o vulgar es su escudero Sancho. El lenguaje empleado por éste se caracteriza por el empleo repetido de refranes, sobre todo en capítulos avanzados. Además recurre a menudo a elipsis y apóstrofes. En cualquier caso, hay que destacar la paulatina "quijotización" del registro de Sancho a lo largo de la obra.

III.- El registro culto

El registro culto es el que emplea Don Quijote en sus discursos. Su función ya no es la de parodiar los libros de caballerías y resalta la cordura de Don Quijote y su razonamiento normal cuando no está tratando con nada relacionado con el mundo de los caballeros andantes

IV.- El lenguaje en el Quijote - Los diálogos
Los diálogos en el Quijote de pueden clasificar desde distintos puntos de vista:
a- En cuanto a los personajes
En cuanto a los personajes, destaca por su importancia el diálogo central entre don Quijote y Sancho, que forma el eje argumental de la novela. Su característica fundamental es la naturalidad, la serenidad de tono, el lenguaje fluido y el estilo coloquial.
Este diálogo entre don Quijote y Sancho cumple varias funciones dentro de la obra. En primer lugar desempeña una clara función narrativa, pues sustituye al narrador en muchas descripciones y en el desarrollo del argumento. También sirve a los protagonistas para intercambiar opiniones (sobre todo acerca de los que atañe a la caballería andante) y para hacer comentarios acerca de otros sucesos. Además es un importante instrumento para la caracterización de los personajes (por autodefinición, por los comentarios que hacen acerca de otros sucesos, por lo que dicen el uno del otro) y también informa acerca de la evolución psicológica de los mismos (lenta metamorfosis de "loco" en "cuerdo" y de "sandio" en "discreto"). Tampoco se puede olvidar la importancia del diálogo central como elemento estructurador de la novela (las aventuras perderían gran parte de su valor sin los diálogos precedentes y subsiguientes). Finalmente, todos ellos tienen un claro valor humorístico, que recae fundamentalmente sobre el personaje de Sancho.
El resto de los diálogos entre terceros personajes, sobre todo en ausencia de don Quijote y Sancho, son menos importantes y suele tener una función puntual en el desarrollo de la obra.
b- En cuanto al tema
En cuanto al tema, los que más abundan son los diálogos de tipo caballeresco . Los hay de dos tipos: 1. Don Quijote alecciona a Sancho en estilo coloquial acerca de todo lo relativo a la caballería andante. Como Sancho lo desconoce todo, al principio acepta las explicaciones de su amo. Pero con el paso del tiempo chocan cada vez más ambos puntos de vista. Don Quijote representa la perspectiva ideal-caballeresca y Sancho una perspectiva basada en el conocimiento y observación de la realidad y en su experiencia. La parodia surge de presentar fuera de contexto los elementos relativos a los caballeros y degradar el paradigma caballeresco refieriéndolo a la vida cotidiana.
2. Se crean situaciones análogas a las de los libros de caballerías y se habla como en ellos. Se imita tanto el contenido como el estilo de los libros de caballerías. En este punto radica la parodia. A partir de los tópicos caballerescos se crean situaciones paródicas. Se utiliza un lenguaje grandilocuente y altisonante, que es utilizado por don Quijote en las aventuras andantes y por otros personajes en las aventuras fingidas.
Siguiendo con la clasificación temática, encontramos también unos diálogos, en los que don Quijote u otros personajes ofrecen su visión del mundo sobre temas de alcance social, de contenido literario, político. Estos diálogos no aportan nada a la progresión argumental de la obra.

El narrador en el Quijote de la Mancha
La multiplicidad de narradores en el Quijote confiere a la obra un mayor perspectivismo y facilita el conocimiento de los pensamientos de los personajes. En el Quijote intervienen como narradores:
• Cide Hamete Benengeli• El traductor morisco• El autor implícito• Los propios personajes como narradores de sus historias
El autor implícito no es omnisciente ya que sólo conoce lo que se encuentra en el manuscrito de Cide Hamete Benengeli. Pese a su aparente objetividad, valora subjetivamente la acción e incluso interviene como personaje cuando, después de la aventura del vizcaíno cuenta una historia propia, que nada tiene que ver con la historia de Don Quijote.

A la hora de caracterizar al narrador en un determinado fragmento de la obra será de sumo interés analizar el uso de los tiempos verbales. Mientras que el pretérito perfecto simple es la forma por excelencia utilizada en la narración, el pretérito imperfecto se suele utilizar en la descripción. Por otra parte, el presente es la forma utilizada ordinariamente en los diálogos.
En general se distinguen cuatro tipos de narradores:
narrador omnisciente en tercera persona
narrador testigo (puede no participar o participar de forma secundaria)
narrador protagonista en primera persona
narrador en primera persona (aunque este un caso bastante infrecuente)

Fuente: http://www.rinconcastellano.com/renacimiento/quijote_registros.html

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