lunes, noviembre 06, 2006

REALISMO MÁGICO

Este pequeño texto pretende hacer una introducción al realismo mágico, explicando los antecedentes y el sentido de esta corriente literaria.


El término realismo mágico nació primero para referirse al arte europeo de entreguerras de la mano del crítico alemán Fran Roh en 1925. Pero pronto empezó a usarse para definir una nueva narrativa hispanoamericana. Ya en los años 30 Borges había hablado de realismo fantástico y más tarde Arturo Uslar Pietri usará el término de realismo mágico para referirse a la narrativa hispanoamericana. Ésta había tenido una etapa realista a principio de siglo XX.

A partir de la década de los cuarenta se produce una renovación en la prosa. Esta renovación se caracteriza precisamente por la atención a la peculiaridad americana desde una estética que aúna el realismo y lo fantástico como forma única de expresar las características del mundo americano.


Alejo Carpentier, que prefería el término de lo “real maravilloso”, creía que el realismo puro era incapaz de recoger la asombrosa realidad del mundo americano. Sin embargo, el realismo mágico es un intento de renovación literaria muy unido a las renovaciones estéticas de las vanguardias europeas, pues aunque se caracteriza por el intento de reflejar la realidad americana, la mayoría de sus autores tienen un gran contacto con el mundo europeo.

En cierta medida la irrupción de la imaginación y de lo fantástico en la prosa hispanoamericana tiene que ver también con la presencia del mundo onírico en la literatura europea de vanguardia y con lo que se ha denominado “fantástico moderno” cuyo máximo representante sería Franz Kafka, y sus principales herederos en Hispanoamérica Julio Cortázar y Jorge Luis Borges.


En el realismo mágico encontramos precisamente lo real presentado como maravilloso, o bien lo maravilloso presentado como real. Los sucesos más fantásticos no se presentan, como sucedería en el cuento fantástico tradicional, como algo que asombra tanto a personajes como a lectores, sino como parte de la realidad cotidiana. Asimismo también lo real, lo cotidiano, el paseo por la calle, la reunión de amigos, pueden tornarse en algo fantástico y maravilloso en la narrativa hispanoamericana. Ambas vertientes de la unión de realidad y fantasía se mezclan en las novelas que en torno a los años cuarenta comienzan a escribirse en América.


Por tanto la nueva narrativa Hispanoamérica se caracteriza por la innovación estilística y el deseo de desentrañar la peculiaridad americana desde la síntesis de la realidad y la fantasía.


Asimismo aparecen nuevos temas, la temática tradicional se ve reforzada no sólo por un nuevo tratamiento sino también por la inclusión de nuevos elementos. Sin abandonar temas propios de la novela realista anterior, como la naturaleza, el mundo indígena, o los problemas políticos, se da cabida al mundo urbano con mayor amplitud que antes, y se da también paso a la reflexión sobre problemas humanos y existenciales. Especialmente el mundo de los sueños influye también en esta narrativa.


Es en los años cuarenta cuando surge esta nueva narrativa de la mano de escritores como Miguel Angel Asturias, Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges o Juan Rulfo. Sin embargo esta renovación narrativa emprendida en los años cuarenta no tendrá su consolidación hasta los años 60 cuando una nueva generación de escritores dé lugar al llamado boom hispanoamericano. Se trata de autores como Mario Vargas Llosa o Gabriel García Márquez, que con el éxito editorial alcanzado en Europa hacen volver la vista a los narradores de décadas anteriores que ya habían iniciado esa renovación que los nuevos autores consagran.

Ya durante el descubrimiento de América, la “nueva tierra” había sido vista por los españoles desde una perspectiva de ficción. Ante la inconmensurable naturaleza americana y la increíble diferencia con el mundo de los conquistadores éstos no pudieron hacer otra cosa que echar mano de su acervo de conocimiento literario, dado que no tenían una realidad con la que compararla, y relacionaron el mundo americano con el descrito en los libros de caballerías, obra de ficción medieval en la que lo maravilloso, lo fantástico y lo claramente increíble se daban cita con total naturalidad. La ficción se hacía realidad en el mundo americano para los conquistadores y éstos ponían nombre a la geografía, a los habitantes y situaciones americanas con el nombre del mundo imaginario de los novelistas europeos.

El realismo mágico del siglo XX es en cierta medida el regreso a aquel momento, sólo que ahora se devuelve a los europeos el mundo americano en forma de realidad desde lo fantástico. Los autores americanos mezclan lo mágico y lo cotidiano y dan cuenta de la peculiaridad americana desde una ficción depurada estilísticamente, manejada con técnicas renovadoras como los juegos temporales, la combinación de personas narrativas, etc. El mismo lenguaje es también enriquecido con los términos de uso americano y el mundo europeo se ve invadido por americanismos como garúa, pollera, vereda, china, etc. El mundo americano vuelve a hacerse mágico para el hombre europeo, como había sucedido con el descubrimiento.

La presencia de lo maravilloso en esta narrativa viene desde muy distintos lugares, desde la presencia de los propios mitos americanos, hasta la aparición del mundo del subconsciente, o la presencia de las inquietudes existenciales de la humanidad. Pero es principalmente esa presencia del pensamiento mítico del pueblo americano, que surge en esta narrativa para convertirse en vivencia real, lo que constituye el núcleo central de lo que venimos denominado realismo mágico. Los sucesos de obras como las de Márquez responden precisamente a la corporeización de los mitos americanos. Se busca ahora la identidad americana precisamente a través de la mitología propia, del folklore, y la mezcla de esa otra realidad que es el subconsciente colectivo con la realidad cotidiana o histórica de los habitantes de América es lo que da lugar a lo real maravilloso, al realismo mágico, al reflejo literario de la peculiaridad americana tanto en sus gentes como en su naturaleza, en su pensamiento, en su pasado y en sus relaciones sociales y políticas.

En este sentido el realismo mágico viene a ser como una nueva mitología griega, un intento de plasmar el pensamiento americano a través de sus mitos, de sus leyendas. La narrativa hispanoamericana comienza a construir personajes míticos cuya historia encontramos a lo largo de diferentes obras, como sucede con el coronel Buendía, y también la aparición de territorios míticos como la propia Macondo de García Márquez.


Valentín Pérez Venzalá, Notas sobre el realismo mágico, Minotauro Digital, Febrero2002 (fragmento)

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